Gonzalo de Berceo

Gonzalo de Berceo es el primer poeta español de nombre conocido.
Nació en Berceo, pueblo de la Rioja, a finales del siglo XII. Su infancia transcurre en San Millán de Suso y su vida se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XIII. Fue un clérigo vinculado al monasterio de San Millán de la Cogolla.

Sus obras son de carácter religioso, didáctico y moralizador. Para la creación de sus poemas, se basa a menudo en fuentes latinas, como él mismo reconoce.

Su obra

Además de himnos y de obras litúrgicas, escribió algunas vidas de santos, como las de Santo Domingo de Silos, San Millán y Santa Oria.
Es también autor de El martirio de San Lorenzo, obra que quedó incompleta, quizás por la muerte del poeta.
Su obra más importante es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora: consta de veinticinco relatos breves inspirados en leyendas de la tradición mariana europea.

Su estilo

Berceo es ya un autor que tiene conciencia de su creación, es decir, que tiene voluntad de estilo. Sabe que, en sus poemas, está utilizando de forma artística una lengua que no es el latín, y sabe también que quiere dirigirse al pueblo llano. Por ello, utiliza un lenguaje sencillo, claro, lleno de voces populares y giros dialectales. De ahí también que no eluda el humor o que, a menudo, se dirija a esas gentes (señores y amigos) como si fuera un juglar que estuviese ante un público atento a su palabra.

Los versos de Berceo también destacan a veces por su lirismo, por un realismo familiar y por el ambiente rural en que suele situar sus historias.

Arcipreste de Hita

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, es el autor de clerecía más importante del siglo XIV.
Escribe una de las obras capitales de la literatura española de la Edad Media: El Libro de Buen Amor. Conocemos pocos datos de su vida, casi todos ellos sacados de su obra. Es un poeta de carácter alegre y jovial.

El Libro de Buen Amor presenta gran variedad de temas, de géneros, de estrofas y de versos. En él podemos distinguir siete apartados.

I Un prólogo en prosa en el que se explica la intención moralizadora que tiene la obra.
II Un relato alegre y desenfadado, escrito en forma autobiográfica, en el que se suceden diversas aventuras amorosas del protagonista, interrumpidas a menudo por otros varios elementos.
III Diversas narraciones, entre otras:
- la batalla de don Carnal y doña Cuaresma (narración alegórico-burlesca);
- los amores de don Melón y doña Endrina (una reelaboración del Pamphilus de Amore, comedia latina del siglo XII);
- el "ejemplo" del lobo, la cabra, la grulla...
IV Una serie de sátiras, por ejemplo, sobre el poder del dinero en el mundo.
V Reflexiones morales sobre distintos temas, como, por ejemplo, la confesión, las armas que tiene el cristiano para combatir el pecado o contra los siete pecados capitales.
VI Poemas lírico-religiosos, como los dedicados a la Virgen.
VII Poemas líricos de tema profano, como las cánticas de serrana.


Intención de la obra

Se ha discutido mucho sobre la verdadera intención, didáctica o no, del Libro de Buen Amor. En este sentido, el propio Arcipreste de Hita se muestra deliberadamente ambiguo.

Bástenos solo recordar algunas ideas del prólogo:

- primero expone el autor que va a escribir sobre diversas maneras engañosas del loco amor del mundo, que usan algunos para pecar; pretende que, conociéndolas, se aborrezcan y no se pierda el alma;
- sin embargo, añade a continuación la siguiente idea: Pero, porque es humana cosa el pecar, si algunos (lo que no les aconsejo) quisieren usar del loco amor, aquí hallarán algunas maneras para ello.

En la obra cabe, pues, desde lo religioso a lo mundano, desde la exaltación amorosa y carnal a la devoción piadosa, desde la moral a la sátira, desde la reflexión seria a la jocosidad, el humor y la ironía.

Características de la obra

En el Libro de Buen Amor, junto a las características del mester de clerecía, se han señalado también aspectos de carácter juglaresco y popular; por ejemplo:

- las irregularidades métricas (los versos no son siempre "a silabas contadas";
- personajes del pueblo como las rudas serranas;
- el desenfado y lo cómico...

Incluso el Arcipreste entrega sus versos al pueblo para que haga lo que quiera con ellos, de ahí que escriba al final de su obra:

Cualquier hombre que lo oiga, si bien trovar supiere,
puede más añadir y enmendar, si quisiere.


Rasgos de su estilo son también el habla viva y popular, la variedad de recursos expresivos (refranes, diminutivos, riqueza léxica...) o el realismo de muchos momentos.

La obra de Juan Ruiz es una de las creaciones más vitalistas de toda la literatura medieval española y exponente ya de la nueva mentalidad burguesa.

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